Servicio de frenos

Los frenos son uno de los componentes más importantes de su vehículo. Para prevenir un posible fallo, detectar cualquier daño en una fase temprana y evitar reparaciones costosas, recomendamos realizar un mantenimiento periódico del sistema de frenos para garantizar su funcionalidad y, con ello, la seguridad de conducción. A ello se le suman el control de las pastillas, los discos y las tuberías de freno, así como el líquido de frenos en relación con su estado.

Pastillas y discos de freno

Las pastillas de freno son el punto de contacto entre las zapatas y los discos de freno que, en última instancia, son responsables de la desaceleración del vehículo. Al frenar, las zapatas de freno se presionan hidráulicamente en el disco de freno. El contacto causa la desaceleración del vehículo, pero también el desgaste de las pastillas y los discos de freno. Si se sobrepasa el punto de desgaste máximo, esto conlleva una distancia de frenado prolongada, un desplazamiento del vehículo al frenar y un peor comportamiento de frenado.

La tubería de freno transporta el líquido de frenos. Un daño o una fuga de la tubería suponen un gran peligro. En el peor de los casos, el pedal de freno no reacciona de forma habitual y «cae», porque no recibe presión hidráulica y con ello ya no es posible frenar debidamente.

El líquido de frenos conecta, mediante transmisión de fuerza hidráulica, el pedal del vehículo con las zapatas de freno. Puesto que el líquido de frenos es higroscópico (atrae y retiene al agua activamente), recoge agua con el tiempo. Unas proporciones de agua elevadas conllevan la formación de burbujas de aire por el agua en ebullición debido a las altas temperaturas y la presión creada en el sistema de frenos. Esto lleva a una transmisión de fuerza hidráulica reducida a través de las tuberías de frenos al cilindro de freno y, con ello, a una eficacia de frenado menor. Además la proporción de agua favorece la corrosión en el sistema hidráulico de frenado.

En función del comportamiento de conducción y frenado del conductor, las piezas de desgaste se verán más o menos afectadas. Por este motivo no hay ninguna regla general que pueda aplicarse para establecer la frecuencia o cuándo cambiar las pastillas o los discos de freno. Además, los largos períodos de inactividad conllevan un desgaste más rápido debido a la corrosión en los discos de frenado y en las superficies de apoyo de las pastillas de freno. Si no está seguro y no es capaz de valorar el estado de sus frenos, le recomendamos en todo caso un control especializado del sistema de frenos.

En cualquier caso, debería acudir a un servicio de frenos cuando la luz de advertencia de frenos se encienda o si nota que el frenado no funciona como debería, la eficacia de frenado disminuye o el pedal de frenado reacciona con retraso.

Los indicadores para una función errónea son además:

Ruidos extraños como, por ejemplo, rechineos, chirridos o roces
Las pastillas de freno vienen montadas de fábrica, a menudo sin una grasa resistente a las altas temperaturas entre las superficies de apoyo del soporte para las pastillas de freno. Debido a la falta de lubricación, las pastillas de freno no se deslizan lo suficiente tras del frenado, en dirección opuesta al disco de freno. La distancia insuficiente produce un ligero contacto, también después del frenado. Pero también la calidad, el hecho de alcanzar el límite de desgaste, largos períodos de inactividad o un montaje incorrecto pueden ser motivo de ruidos molestos y ocasionar un desgaste más rápido de las piezas.

Desgaste visible (desigual) de las pastillas y los discos de freno
La antigüedad del sistema de frenos o un daño del manguito de sellado pueden causar que el tornillo de guía de la pinza de freno se inmovilice. Esto limita la fuerza de frenado y ocasiona un desgaste desigual de las pastillas de freno. Pero también debe evitarse el desgaste habitual de las pastillas de freno y del disco de freno por debajo del límite mínimo indicado por el fabricante de vehículos.