- 02/09/2024
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Así protege usted el sistema de escape de los motores diésel de serie modernos
Los vehículos diésel de última generación necesitan, además del combustible, urea. Disuelta en agua desmineralizada, se produce un aditivo que se comercializa bajo el nombre de AdBlue®. Este agente reductor es indispensable para el cumplimiento de las normas europeas para las emisiones de óxido de nitrógeno, pero también puede provocar daños graves en el sistema de escape en caso de falta de vaporización.
Modo de acción de AdBlue® en el sistema de escape
La solución líquida de urea AdBlue®, también llamada Diesel Exhaust Fluid (DEF por sus siglas en inglés), se dosifica en vehículos diésel con sistemas de tratamiento posterior de los gases de escape (sistemas SCR) a través de un depósito separado y se inyecta en el tramo de gases de escape caliente. Allí se mezclan las sustancias nocivas generadas por el proceso de combustión con el agente reductor y reaccionan formando vapor de agua y nitrógeno inocuos para el medio ambiente, con lo que se corresponden con los valores normalizados de óxido de nitrógeno y se expulsan a través del escape.
Problemáticas frecuentes en el uso de AdBlue®
Formación y consecuencias de los sedimentos en el sistema AdBlue®
Debido al proceso de reacción y a la película líquida que genera, se pueden formar pequeños depósitos de cristal perjudiciales que tienen graves consecuencias para el sistema de escape del vehículo. El problema tiene su origen en el bajo punto de ebullición del agua, que es claramente inferior al de la urea. Debido al calentamiento, la proporción de agua comienza a evaporarse antes de que la urea se pueda descomponer. De este modo se forman cristales de urea que se depositan en tubos o válvulas dosificadoras. En casos extremos, el sistema AdBlue® se obstruye, lo que daña la bomba o también la tobera de inyección. También pueden producirse mensajes de error en la unidad de control del motor.
Peligros a bajas temperaturas
Debido a la elevada proporción de agua en el AdBlue®, las bajas temperaturas constituyen también uno de sus puntos débiles y el riesgo de fallo por congelación es alto. Aunque los fabricantes de vehículos montan calefacciones para mantener líquido el AdBlue®, éstas no empiezan a funcionar hasta que arranca del motor, lo que a menudo es demasiado tarde. De este modo, los vehículos con sistemas de AdBlue® congelados ya no pueden arrancar y fallan por completo.